Necrópolis de Maro-3

ANALISIS ESPACIAL Y AVANCES PALEODEMOGRAFICOS DE LA POBLACIÓN MEDIEVAL DE MARO. RESULTADOS.

 

La excavación muestra la existencia de unos sistemas de enterramiento reconocibles claramente como islámicos, en función de los aspectos vistos anteriormente y que vienen definidos por el rito propio de esta cultura.

 

A pesar de todo es necesario ahondar en el aspecto tipológico de las tumbas ya que lo más usual en las necrópolis andalusíes es una predominio casi absoluto de las fosas de inhumación simples, con una profundidad media no superior a los 40-50 cm y presentando unos sistemas de cierre a base de lajas de piedra de distintos materiales (micaesquistos, esquistos, calizas, areniscas….) o ladrillo y/o tejas, siempre en disposición horizontal. Eventualmente se documentan señalamientos externos, tales como mqabriyyas, estelas, bordillos e incluso lápidas[1].

 

En el caso de la maqbara islámica de Maro excavada los sistemas de inhumación presentan una cierta originalidad que como ya hemos visto al describir el proceso de excavación, se fundamente en la existencia de una sistema complejo de fosas compuesto por una primera fosa, similar a las que se documentan en todos los maqbar andalusíes excavados, y una segunda fosa excavada en la pared lateral de la primera. Es esta última la que está destinada a acoger al difunto, quedando cubierta por lajas de piedra del lugar –con distintas variantes, desde esquistos a mármol, pasando por la característica toba local- o por tejas siempre dispuestas de forma vertical. Desde luego que en el yacimiento también hemos documentado las características fosas simples, pero en un reducido porcentaje.

 

Este sistema de fosa compleja se ha documentado rara vez, existiendo como únicos paralelos los siguientes yacimientos:

 

La necrópolis de La Torrecilla (Arenas del Rey, Granada), excavada entre 1968 y 1969, formada por un grupo poblacional de 139 individuos. En su momento los arqueólogos, los profesores Arribas y Riu[2], observaron que existía un patrón en el que se repetía la presencia de lajas de piedras dispuestas de forma vertical o inclinada a espaldas de los restos óseos, pero dada la metodología del momento y el sustrato geológico en el que se encontraban, no se percataron de que ésta disposición era producto de un sistema de fosas similares a las excavadas en Maro.

 

Se documenta arqueológicamente por primera vez en Marroquíes Bajos, en un sector de la necrópolis N2, aunque de forma no muy numerosa y muy localizada, sin que en los estudios hechos se entre a valorar los motivos de dicha complejidad[3].

 

Más recientemente, en el año 2000, con objeto de las obras de la Autovía de Bailén-Motril, se acometió una excavación de urgencia en el Cerrillo de Mondújar (Valle de Lecrín) siendo esta la primera ocasión en la que se documenta este sistema de fosa compleja de forma mayoritaria en una necrópolis. La parte del yacimiento excavada estaba formada por 49 enterramientos, presentando este sistema unos 37. A diferencia del caso de Maro, el sustrato en el que se encontraban excavadas eran unas margas ligeramente compactadas y presentaban un complejidad mucho mayor, no sólo con este tipo de fosa sino también con un doble sistema de cubierta y un completo programa de señalamientos externos[4].

 

Muy cerca de Mondújar y dentro del mismo Valle de Lecrín, se excavó entre el 2001-2002 el macaber[5], o necrópolis, de Talará. Este yacimiento es el que más se asemeja al de Maro ya que está formado por un conjunto de 326 sepulturas y repiten en más de un 90% el sistema de fosa compleja, con cubierta de lajas en posición inclinada.

 

Todas tienen como denominador común el hecho de tratarse de espacios de la muerte de filiación islámica situados en un medio rural, al igual que Maro, pero este sistema no solo es exclusivo de éste ya que también se está presente en necrópolis de otro carácter, como la Rawda Real de la Alhambra. Es posible que exista en las necrópolis urbanas aunque hasta la fecha no se han documentado o simplemente han pasado desapercibidas, bien por una excavación poco cuidadosa, bien por desconocimiento.

 

Por tanto, los tipos de tumbas documentados en este yacimiento pueden sintetizarse de la siguiente forma:

 

TIPO I: Fosa simple excavada en el sustrato geológico, sin forma clara definida aunque tendente a ser rectangular o en bañera, asociada a cubierta de lajas de esquistos o toba dispuestas de forma plana. Se localizan esencialmente en la Zona A y en algunos sectores de la Zona B.

TIPO II: Fosa excavada de forma más o menos rectangular, con una profundidad variable pero en torno a los 40-50 cm- aunque existen casos de una mayor profundidad- y una segunda excavada en la pared Este, quedando por debajo del nivel el suelo de la primera, a modo de covacha que se cubre con lajas de distintos materiales e incluso tejas. La diversidad de éstos nos permite establecer variantes en base a este criterio:

 

-de tejas.

-lajas de esquistos.

-piedra toba bien escuadrada y trabajada.

-cubierta de fragmentos de mármol.

-cubierta de mampuestos irregulares.

 

La mayor parte de las sepulturas presentan distintos sistemas de calzado de las lajas de cubrición de la segunda fosa, tanto para que se mantenga en pie como para sellar los huecos que quedan entre las lajas.

 

Ocasionalmente aparecen señalamientos externos, en unos casos apenas insinuados por medio de una piedra dispuesta verticalmente, pero en otros mostrando cierta complejidad ya que se utilizan no sólo para señalar los extremos de la tumba sino que también se señala a modo de mqabriya por medio de una hilera de ladrillos dispuestos a sardinel en el túmulo final que recubría algunas de las tumbas.

 

En este punto, debemos interpretar la existencia de este tipo de fosas[6] y para ello debemos recurrir a las fuentes documentales ya mencionadas anteriormente.

 

Uno de los rasgos definitorios del enterramiento islámico –la orientación hacia el Sur-Sureste- y la posición dentro de la tumba es una herencia árabe preislámica que se incorporó de pleno en el ritual pues a partir del periodo monoteísta era habitual la práctica de orientar los muertos primero hacia la ciudad santa de Jerusalén, sustituida tras la Hégira por La Meca.

 

Esta forma de enterramiento ya fue utilizada para inhumar a los mártires de la batalla de Ohod[7] y las continuas referencias a las soluciones adoptadas en este caso abundan en al-Bujāri de modo que es el principal ejemplo para conformar una tradición durante los primeros años del Islam: nos permiten distinguir dos conceptos que identifican espacios diferentes dentro de la fosa y un tipo distinto en función de la forma de su excavación, a saber, la fosa lahd y šaqq, como parte de un mismo complejo funerario, y la fosa darīh [8] con el término lahd se identifica a una cavidad excavada en la pared de la fosa de inhumación o “une seconde fosse creusée dans le sol de la première”, mientras que la primera es la šaqq.

 

Cuando la tumba se encuentra excavada con paredes rectas y sin lahd se conoce entonces como darīh. De la lectura de las tradiciones se deduce que la forma más deseable y que mayor carga de significación piadosa tiene es la fosa lahd: según Ŷābir ibn cAbdallāh “l’Envoyé de Dieu fit réunir deux à deux, et dans une même pièce d’etoffe, les corps des guerriers tués à Ohod. Il demanda ensuite pour chaque couple quel était celui des deux qui savait le plus dé Coran. Quand on le lui eut indiqué il le fit placer le premier dans la fosse lahd, puis il dit: “Je témoignerai pour ces martyrs”. Il ordonna de les enterrer couverts du sang de leur blessures, ne fit pas pour eux la prière des morts et ne les fit point laver[9].

 

Estos conceptos, recopilados en el siglo IX en Oriente se encontraban ya vigentes y se aplicaban en al-Andalus del siglo X, momento en el que se introduce el hadīţ y las colecciones canónicas, aunque coexistiendo todavía con las fuentes rac y [10] En la risāla fī-l-Fiqh “se recomienda practicar por los doctores un lahd mejor que un šaqq. El lahd es un hueco que se excava en la pared de la tumba, bajo su borde, orientado hacia La Meca. Se practica cuando el suelo es duro y no se desmorona ni se quiebra.

 

Así se hizo con el Profeta, que Dios le bendiga y le dé la salvación”[11] y en cuanto a las sepulturas múltiples se explicita que “si se entierra a un grupo de gentes en una sola tumba, se introducirá en ella primero al más meritorio, vuelto hacia la qibla”[12] , reproduciendo casi literalmente las tradiciones de al-Bujāri.

 

Por tanto, de este estudio preliminar deducimos que debe establecerse la siguiente correlación tipológica-conceptual:

 

TIPO I            =         FOSA darih,

TIPO II           =         FOSA lahd y šaqq, o por simplificación solo lahd.

            

            La excavación de la necrópolis de Maro ha permitido exhumar una total de 431 sepulturas en la Zona B y 10 en la Zona A.

 

Conforman un gran espacio de la muerte islámico rural que se prolonga a ambos lados de la zona de afección de la autovía, que históricamente debemos vincular al poblamiento histórico medieval, vinculado a dicha alquería de cuyo análisis podemos inferir algunas cuestiones históricas de cierto interés.

 

En primer lugar, entendemos que esta maqbara se ubica en esta zona haciendo uso de la lógica de implantación de la alquería, ocupando las zonas no aptas para el cultivo o con un menor rendimiento, aquellas que han venido a denominarse mawāt y que topográficamente siempre se ubican más o menos retiradas del núcleo habitado, en las zonas más próximas a las estribaciones montañosas, como es este caso, además de confluir con el hecho de un pobre sustrato geológico. El poblado por tanto se ubicaría por debajo del espacio de necrópolis excavado. Proponemos, y sólo como hipótesis, que éste se desarrollaría desde la explanada que existe delante del camping de Nerja, cortada por la actual carretera, donde se pueden observar algunos muros, y se prolongaría hasta la caída al mar, ocupando una pequeña elevación en donde existen referencias orales de aparición de restos arqueológicos.

 

De esta forma podemos configurar como propuesta interpretativa la organización espacial de la alquería medieval de Maro de la que sólo se conoce su cementerio.

 

Otro problema que se plantea es el de la cronología. Dada la carencia de referentes artefactuales claros que permitan una datación relativa más o menos fiable, en este caso, como en el resto de necrópolis islámicas, es difícil establecer no solo su momento fundacional si no también posibles fases a lo que se le une el propio desarrollo en extensión del cementerio. A pesar de todo, con los escasos datos que tenemos proponemos que la fundación de dicha alquería, y por tanto de su espacio de la muerte, no puede ser anterior al siglo X debido a varios factores:

 

Existe un cambio en los patrones de asentamiento a partir del siglo X con la desaparición de algunos yacimientos Altomedievales fortificados, como sucede con el que se ubica en las proximidades de la necrópolis, en el cerro de la Cueva del Aprisco. Históricamente coincide con el final de la fitna, la pacificación de cAbd al-Rahman III y le creación del Califato (929) que implica un importante impulso a la islamización de todo al-Andalus.

 

En este proceso de islamización intenso si impone la introducción de la escuela jurídica maliki y supone el establecimiento y fijación de numerosos aspectos, entre ellos los referidos a los ritos de la muerte. Los trabajos de M.I. Fierro así lo demuestran[13]: a partir del siglo X, con cAbd al-Rahmān III y al-Hakam II se impulsó la adopción del malikismo introduciendo los hadices y el fiqh (derecho) malikí sustituyendo ciertas tradiciones que carecían de cierto fundamento[14]. A esta misma época pertenece la risāla fī-l-Fiqh .

 

Por tanto, la creación de nuevos patrones de poblamiento, en el que con toda probabilidad se inserta la fundación de Maro coincide con una islamización intensa en la que consideramos que uno de los elementos fundamentales son los ritos de la muerte, optando esta comunidad, como otras, por las formas de inhumación que se consideraban más piadosas, es decir el tipo de tumba LAHD, mayoritario en este yacimiento. Este caso sería similar al de Talará, castellanización de harat al-arab (barrio de los árabes) y que también tiene su origen en el siglo X.

 

Por tanto, el yacimiento tiene su base cronológica en el siglo X, probablemente a mediados, y consideramos que se mantuvo hasta la incorporación de este territorio a la corona de Castilla en el siglo XV, habiéndose mantenido sin apenas variaciones el rito durante este largo periodo de ocupación, algo que también explicaría la magnitud del cementerio.

 

Con respecto a la existencia de fases de ocupación y al propio desarrollo del yacimiento, entendemos que la ocupación más antigua se debe situar en la parte más elevada del cerro, fuera de la zona de afección, ya que es la que presenta unas condiciones más aptas para su uso, habiéndose expandido por la ladera conforme iba creciendo.

 

Después del acercamiento arqueológico nos centramos en los resultados antropológicos. El sexo se ha estimado por medio de la observación de las características morfológicas del cráneo y de la pelvis. Se han utilizado parámetros métricos específicos para la población mediterránea (Alemán, 1997; Alemán et al, 1997) en aquellos casos en los que, por el mal estado de conservación, ha sido imposible realizar el diagnóstico sexual por los caracteres antes mencionados.

 

Para la determinación de la edad en individuos subadultos se han tenido en cuenta los métodos basados en el grado de formación y erupción de las piezas dentarias (Ubelaker, 1978), la longitud de los huesos largos (Stloukal y Hanakova, 1978) y el estado de unión de las epífisis (Ferembach, Schwidetzky y Stloukal, 1979).

 

En adultos se ha evaluado el grado de sinostosis de las suturas craneales así como el desgaste dentario y el deterioro de los cuerpos vertebrales. Se han obviado otras técnicas como las que utilizan los cambios morfológicos de la sínfisis púbica, de la faceta auricular, o del extremo esternal de las costillas que, aunque más precisas, requieren un análisis de laboratorio mucho más exhaustivo. Por ese motivo, el número de individuos clasificados en este informe como adultos podrán pasar a la categoría de maduros en estudios posteriores y debería considerarse que los resultados no son definitivos en este aspecto.

 

Todos están en decúbito lateral derecho y sólo hay ligeras variaciones ya que hay sujetos que se encuentran casi en decúbito prono, apoyados en la pared lateral de la sepultura o en decúbito supino porque parte del cuerpo se volcó sobre la espalda una vez depositado el cadáver.

 

También hay pequeñas variantes en cuanto a la colocación de los miembros. En unos casos el brazo derecho se encuentra recto, paralelo a un lado del cuerpo y el izquierdo ligeramente flexionado, de tal manera que las manos están unidas sobre o delante de la pelvis. En otros, ambos brazos están ligeramente flexionados. El miembro inferior puede aparecer extendido o ligeramente flexionado.

 

La característica común de todos los esqueletos, en cuanto a la ubicación de los miembros, es que las muñecas y los tobillos siempre aparecen unidos. Esto indicaría la existencia de ligaduras en estas regiones corporales, lo que concuerda ampliamente con el ritual islámico que se mantiene incluso en la actualidad.

 

En cuanto al medio en el que se produjo la descomposición del cadáver, se ha constatado que en unos casos fue abierto, ya que hay huesos como la mandíbula, húmero izquierdo, coxales y rótulas que se encuentran desarticulados, ligeramente desplazados y apoyados en el fondo de la sepultura. En otros se conserva la conexión anatómica, lo que indica que el sedimento fue rellenando los huecos dejados al ir desapareciendo los tejidos orgánicos. Estas diferencias, con seguridad, están relacionadas con los distintos tipos de sedimento presentes en la necrópolis, que en unos casos favoreció la colmatación del interior de la sepultura durante el proceso de descomposición y en otros no.

 

Del total de los individuos encontrados se ha realizado el estudio sobre 257 de los cuales 82 son de sexo masculino, 63 femeninos y el resto, 112 en total son alofisos, de estos 59 son Infantil I, 47 Infantil II y solo 6 juveniles, con lo que no se ha podido hallar el sexo.

 

Las zonas más importantes en este momento son la zona alta de los sectores IV y V y la media de los sectores X y XI (plano II) ya que es aquí donde se puede ver una concentración alta concentración de individuos infantiles I y II. Estas altas concentraciones nos pueden hablar de un periodo de epidemia o de escasez de alimentos siendo los más afectados los individuos más jóvenes y más mayores como queda constatado en el listado de individuos ya que en las dos zonas se han encontrado adultos seniles, también muy propensos a sufrir este tipo de situaciones. La causa exacta de esta alta mortalidad no se ha podido determinar con exactitud ya que no se ha llevado a cabo un estudio más completo de los restos óseos.

 

https://www.astartearqueo.com

 

[1] Un buen muestrario de la diversidad de formas de señalamientos en VÍLCHEZ VÍLCHEZ, C., Cementerios hispanomusulmanes granadinos, Granada, 1986, y de los sistemas de cubrición en LÓPEZ LÓPEZ, M. Gestos y ritos funerarios …. obr.cit.

[2] ARRIBAS, A., y RIU, M., “La necrópolis y poblado de La Torrecilla (Pantano de los Bermejales), Granada.I. Estudio Arqueológico”, Anuario de Estudios Medievales, t. 9, 1974-79, pp.17-40.

[3] SERRANO PEÑA, J.L. y CASTILLO ARMENTEROS, J.C., “Las necrópolis medievales de Marroquíes Bajos (Jaén). Avance de las investigaciones arqueológicas”, Arqueología y Territorio medieval, 7, Jaén, 2000, págs. 93 a 120.

[4] RODRÍGUEZ AGUILERA, A., BORDES GARCÍA, S., y QUERO ENDRINO, F., “El programa de medidas correctoras de impacto arqueológico de la Autovía Bailén-Motril, tramo Dúrcal-Ízbor”, Bibataubín, 2, Granada, 2001, pp.33-41.

[5] RODRÍGUEZ AGUILERA, A., Informe preliminar de la I.A.U. Macaber de Talará. Fase I, Delegación de Cultura de Granada, 2001, y RODRÍGUEZ AGUILERA, A., Informe preliminar de la I.A.U. Macaber de Talará. Fase II, Delegación de Cultura de Granada, 2002.

[6] RODRÍGUEZ AGUILERA, A., “La Rawda de Mondújar (Valle de Lecrín, Granada). Los espacios de la muerte en el medio rural a finales de la Edad Media”, en prensa.

[7] La batalla de Ohod tuvo lugar el 23 de marzo del año 625 en la que los mecanos infringieron una importante derrota a las huestes musulmanas mandadas por Muhammad, el Profeta.

[8] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.433.

[9] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.433-34

[10] FIERRO, M., “El derecho māliki en al-Andalus: siglos II/VIII-V/XI”, Al-Qantara, XII, 1991, pp. 119-132

[11] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.88.

[12] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.90.

[13] FIERRO, M., “El derecho māliki…., obr. Cit.

[14] FIERRO, M., “El espacio de los muertos: fetuas andalusíes sobre tumbas y cementerios”, en L’urbanisme dans l’Occident musulman au Moyen Âge. Aspects juridiques, Marid, 2000, pp. 153-189, y FIERRO, M., “El derecho māliki…., obr. Cit.

Necrópolis de Maro-2

ANALISIS ESPACIAL Y AVANCES PALEODEMOGRAFICOS DE LA POBLACIÓN MEDIEVAL DE MARO. MATERIAL Y METODOS.

 

La excavación realizada en la Necrópolis de Maro viene motivada por un hallazgo fortuito durante los trabajos de desmonte que se produjeron en el P.K. 0+900 hasta 0+970 para la Autovía del Mediterráneo en el tramo Nerja-La Herradura. En estos se hallaron una serie de lajas y restos óseos pertenecientes a un cementerio de origen musulmán, por lo que se decide, tras la visita del arqueólogo inspector de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, la intervención arqueológica en todo el sector afectado por los trabajos de desmonte.

 

El proyecto se entrega en la Delegación Provincial de Cultura de Málaga el día 17 de Septiembre de 2003, bajo la dirección de Ángel Rodríguez Aguilera, iniciándose la intervención el día 7 de Octubre de 2003. Los trabajos se paralizan el día 23 de Diciembre de 2003, al igual que el resto de las contratas, reiniciándose estos el 7 de Enero de 2004. Se dan por finalizados el día 15 de Enero de 2004.

 

La excavación de necrópolis es una de las prácticas más frecuentes de la arqueología hasta el punto que podemos hablar de la existencia de una Arqueología de la Muerte que pretende configurar unos principios teóricos y metodológicos para la intervención y posterior interpretación de los espacios de la muerte históricos, en cualquiera de sus etapas, si bien es cierto que antes de que quedará configurada como tal, las distintas corrientes de interpretación del registro arqueológico, en todos los casos, se acercaron a los aspectos de la muerte registrados durante los procesos de excavación y su explicación.

 

En este informe preliminar creemos que no es necesario ahondar más en esta cuestión ni en las diferencias subyacentes en cada una de ellas como fundamentos previos de la Arqueología de la Muerte (Arqueología Marxista, la Nueva Arqueología, Arqueología Contextual ….) y si contextualizar la necrópolis de Maro dentro de ésta.

 

En primer lugar hay que reseñar un aspecto fundamental, aunque obvio, y es la adscripción cultural de este espacio de la muerte como propiamente islámico. Y es necesario incidir en ello ya que hasta la fecha la articulación del discurso de éstos se ha realizado siempre sobre restos de culturas prehistóricas, de distintos periodos pero sobre todo de la prehistoria reciente, o de necrópolis Antiguas (Ibéricas, ibero-romanas o romanas) siendo de difícil adscripción a esta corriente algunos estudios específicos sobre la Tardoantigüedad[1] y habiendo quedado fuera de sus planteamientos las necrópolis medievales y especialmente las islámicas, cuestión que si redunda se debe a la reciente práctica de ésta.

 

Por tanto, debemos ver cómo se puede adaptar la excavación de un espacio de la necrópolis islámico a los presupuestos metodológicos de esta disciplina y que diferencias fundamentales o criterios de valor nuevos puede introducir.

 

En este sentido, se entiende como Arqueología de la Muerte el estudio de la estructura social de una comunidad histórica determinada partiendo del análisis de las prácticas funerarias ya que se considera que la muerte, como hecho universal y trascendental, generan unas prácticas rituales que se sustentan en esa misma estructura y por tanto son susceptibles de ser recuperadas a través del registro arqueológico[2].

 

Por tanto los enunciados comúnmente aceptados de ésta se pueden sintetizar en[3]:

  1. Las formas de actuar ante el hecho de la muerte son significativas y por tanto reflejan en cierto grado las características sociales del grupo en el que se produce.
  2. Un aspecto que define y diferencia unas culturas de otras en esta cuestión son las normas funerarias.
  3. La diferenciación social queda reflejada en los ritos y gestos funerarios.
  4. Éstos pueden verse alterados o modificados en función de las variables tamaño y composición del grupo en el que se aplican.
  5. Existe una relación directamente proporcional entre complejidad social y complejidad en las prácticas funerarias.
  6. Los ritos de inhumación pueden tener significados distintos en sociedades diferenciadas.
  7. Existe relación entre ritos similares y las sociedades en las que se producen.
  8. El estudio comparativo etnológico es un método práctico para proponer hipótesis explicativas.

 

Evidentemente, como apuntábamos anteriormente, estos enunciados son de aplicación a sociedades de la prehistoria reciente, protohistoria y algunas necrópolis de la Antigüedad, si bien S. Carmona ya notó la dificultad de su aplicación íntegra para el estudio de las necrópolis Tardoantiguas y visigodas y algo similar podemos decir para el caso de su aplicación a las necrópolis medievales islámicas.

 

Si bien es cierto que las formas de actuar ante la muerte en una sociedad islámica reflejan unas formas y ritos exclusivos de esta manifestación cultural[4], siendo reconocidos como tales, en el caso de las necrópolis islámicas no existen diferencias sociales sustanciales registradas de forma clara a través de los ritos y por tanto de su plasmación material en el registro, y de la misma forma, el tamaño del grupo en el que se practican suponen cambios sustanciales, ya sea una pequeña comunidad rural o un cementerio urbano. Por tanto es evidente que en el caso de los maqbar (pl. maqbara) no existe esa relación unívoca entre complejidad social y prácticas rituales funerarias: de nuevo utilizaremos el mismo ejemplo, los ritos de una comunidad rural frente a los ritos de una compleja sociedad urbana.

 

Por tanto, es evidente que el Islam, como religión, pero sobretodo como cultura, iguala en la muerte a todos los miembros de la comunidad de creyentes, de la cumma, independientemente de su lugar de procedencia, origen, posición social o pertenencia a un entorno rural o urbano. Esto por si mismo explica la notable similitud de todos los cementerios islámicos a lo largo de las tierras del Islam y durante un dilatado periodo de tiempo, no siéndole de aplicación –a priori y en lo que se refiere a los gestos o ritos funerarios- los cambios culturales que se aprecian y se manifiestan en otros elementos del registro arqueológico.

 

Además, contamos con otro elemento importante a la hora de interpretar los restos excavados, tal como es la existencia de fuentes documentales que nos permiten comprender ciertos datos proporcionados por la excavación. Tradicionalmente los arqueólogos han fundamentado las peculiaridades del rito de inhumación islámico en las prescripciones coránicas.

 

Lo cierto es que si bien el Corán, como libro sagrado de los musulmanes, estipula ciertos aspectos de la vida cotidiana del creyente, en lo que hace referencia a la muerte no se dedica ni un solo versículo de las 114 azoras a la fijación del rito de enterramiento. Sin embargo si que aparecen fijados con claridad en los hadices (o tradiciones) del Profeta y en el fīq o derecho islámico. Para el caso de al-Andalus debemos centrarnos en la escuela malikī que además nos servirá como referente cronológico por lo menos para acotar de ciertos ritos por su base.

 

De forma general, los ritos y gestos funerarios islámicos pueden establecerse a partir de varias fuentes de información:

  1. por un lado los mencionados hadices proféticos y no proféticos, en especial aquellos compilados en el siglo IX por al- Bujari[5].
  2. El derecho islámico de corte maliki, en especial la risala fa-l-Fiqh, obra Ibn Abi Zayd al-Qayrawani[6], del siglo X.
  3. Los tratados específicos de escatología islámica que desarrollan el concepto de muerte. Tambien los acontecimientos que se suceden desde el deceso hasta la resurrección final[7].
  4. Los documentos tardíos, en especial aquellos relacionados con los procesos inquisitoriales que se llevaron a cabo en las coronas de Castilla y Aragón contra las poblaciones moriscas y que inciden especialmente en las prácticas mortuorias, como uno de los elementos más notables y de más difícil erradicación con respecto a los usos y ritos cristianos[8].

 

Un análisis conjunto de todos los textos nos permite reconstruir con gran precisión todo el ritual islámico:

 

  1. En los momentos previos al advenimiento de la muerte, el musulmán debe situarse en posición orientada hacia la qibla. Si le es posible debe pronunciar la šahadat[9], pero si fallece lo deberá hacer la persona que esté junto a él, susurrándosela al oído. No son reprochables las muestras de dolor pero es mucho más piadoso el estoicismo[10]. Esta práctica todavía estaba vigente en el siglo XVI en la Península Ibérica[11].
  2. Una vez que se produce el deceso se procede a purificar el cadáver por medio de una lavado ritual que presenta numerosas variantes. Se realizará con agua de flor de loto[12] que puede ser sustituido por una solución de agua con manojos de hierbas con alcanfor[13] , hojas de parra o níspero[14]. El lavado ritual debe realizarse en un número impar de veces, hasta siete, comenzando siempre por el lado derecho del cuerpo[15]. Si el fallecido es hombre, todo este proceso será realizado por hombres de la comunidad, aunque también puede participar su esposa, y si es mujer lo realizarán las mujeres aunque la tradición contempla la posibilidad de que el cuerpo de mujer sea purificado por un hombre y viceversa siempre que no exista grado de parentesco prohibido y no haya personas del mismo sexo que el difunto[16]. En época nazarí (siglos XIV-XV) la purificación ritual podía ser ejecutada por mujeres y hombres conjuntamente, las primeras lavándolo y los segundos amortajándolo[17]. Los fieles muertos durante un enfrentamiento bélico por la defensa del Islam no serán objeto de lavado ritual alguno y serán enterrados con las heridas y restos de sangre que cubran su cuerpo[18].
  3. Tras el lavado ritual y purificador del cuerpo se procedía a su amortajamiento envolviéndolo en un número impar de lienzos blancos (tres, cinco o siete) además de incorporar, siempre que fuese posible, una camisa y un turbante que cubriese la cabeza[19]. En caso de que no fuese posible el uso de varios lienzos estaba permitido que sólo se amortajase con uno, y si este era corto, debía procurarse que cubriese la cabeza, aunque se dejasen los pies al aire[20], dejando finalmente el cuerpo en posición ritual y orientado a la qibla.
  4. Con posterioridad se procedía al traslado en cortejo fúnebre hasta el cementerio, en el que sólo les estaba permitido participar a las mujeres con grado directo de parentesco, procurando que el cadáver siempre fuese orientado y precedido por los personajes más instruidos y piadosos de la comunidad[21].
  5. En el cementerio, o maqbara, se había excavado la fosa de inhumación que debía tener la profundidad de la mitad de un hombre adulto[22], y antes de depositar en su interior el cuerpo podía recitarse una oración. Una vez introducido con su mortaja, se disponía en la misma forma en la que había sido trasladado, es decir, decúbito lateral derecho y orientado hacia la qibla, siendo clausurada la tumba con unas lajas o ladrillos que no sobrepasaban la rasante del suelo para cumplir con la taswiyat al ķubūr y a su vez eran cubiertos por un pequeño túmulo de tierra, tal como se hizo con la tumba del Profeta[23] señalada exteriormente mediante una estela[24].
  6. Una vez enterrado el cuerpo, la inhumación terminaba con una oración que era repetida en cuatro ocasiones[25] y se reproducían una serie de ritos durante los días siguientes- los sufragios post mortem- en recuerdo del fallecido[26].

 

Según algunos investigadores[27]en al-Andalus, y en concreto en el reino de Granada, era frecuente introducir dentro de la sepultura la llamada carta de la muerte, pero nosotros nos inclinamos a creer que se trata más bien de un rito tardío, si es que en algún momento se generalizó entre la comunidad islámica y morisca, o una variante regional como decimos de última época que sustituye la tradición escatológica recogida en el kitab Šaharat al-Yaqun, de Abu-l-Hasan[28].

 

Una vez analizado todo el proceso que se genera en torno a la muerte de un musulmán, su inhumación y su configuración material –aprehensible parcialmente por medio del registro arqueológico- volvemos de nuevo nuestra atención hacia la tumba propiamente dicha ya que es el elemento básico y que en conjunto configura el cementerio o maqbara, lugar en el que se dan cita gran parte de los ritos islámicos de la muerte, de forma que juega un papel imprescindible dentro de la configuración e implantación territorial de la comunidad de creyentes.

Habitualmente se tiende a concentrar los espacios de la muerte en una o varias zonas concretas originariamente dentro del perímetro amurallado pero tras la saturación de la madina normalmente apartadas del núcleo de población, independientemente de su entidad, que en el caso de las ciudades suelen establecerse en las proximidades de las puertas y caminos de acceso, aunque tampoco era extraño tal como decimos encontrar distintos espacios cementeriales intramuros fosilizados. Así ocurre en Damasco con los cementerios asociados a la Bab Tūmā y la Bāb al-Şağīr, en Fez a la Bāb Futūh o en Granada a la Bāb Ilbira.

 

En el mudo rural los cementerios también se disponen a las afueras de los núcleos de población. Ocurre con Mondújar, Talará o Chite, en el Valle de Lecrín y eran espacios que no solían estar acotados aunque si claramente diferenciados de su entorno circundante, existiendo una cierta lógica en su emplazamiento. Esta lógica está directamente relacionada con la lógica de distribución espacial de la propia alquería, objeto de recientes estudios[29].

 

Según éstos, en las alquerías medievales islámicas existía una gradación en la ocupación del territorio, pudiendo diferenciar las tierras apropiadas, o mamlūka, es decir aquellas que estaban orientadas a un policultivo de regadío, de los espacios comunales (haram) y de las tierras no apropiadas, o mawat[30]. La implantación de los cementerios o maqbar debió producirse siempre en estas últimas ya que coinciden con aquellas que son menos productivas. Este esquema podemos hacerlo extensible al caso concreto de Maro.

 

Desde el punto de vista de la investigación, debemos indicar que los estudios sobre necrópolis islámicas, cada vez más numerosos, muestran un amplio espectro de necrópolis excavadas, de distinta cronología y con variantes en determinados aspectos externos de las sepulturas. Parte de estos estudios están recogidos en el encuentro científico que sobre esta temática se realizó en Málaga[31], otros dieron como resultado la realización de tesis, de carácter antropológico[32] unas y otras estrictamente arqueológicas[33], pero la mayor parte se ha publicado en revista especializadas[34] o permanecen en el más absoluto del anonimato[35].

 

La recogida de información en campo se ha realizado por medio de fichas tanto para la arqueología como para la antropología, cada una de ellas con sus parámetros bien definidos con los cuales obtener la mayor información posible en cada campo. Para las de arqueología se ha realizado fichas de estructuras donde quedan reflejadas la localización de la tumba (zona, área y sector) y las unidades estratigráficas. Por otro lado tenemos la descripción donde se describe la forma, la orientación y componentes.

La conservación de la estructura y el riesgo de intrusiones que en ella se pueden producir también esta reflejado en esta ficha de campo. En las fichas que se incluyen en este trabajo están reflejadas, además del sector y del numero del complejo funerario están las medidas de las fosas (largo-ancho y profundo, todo ello expresado en metros), los componentes que la forman así como el estado de conservación el cual lo viene definido como bueno o defectuoso, si viene definido como bueno quiere decir que el riesgo de intrusión es bajo si se le denomina como defectuoso el nivel de intrusión es alto, lo cual puede ser debido por procesos antrópicos como por las raíces de los árboles allí plantados.

 

En cuanto a las fichas antropológicas tienen parámetros donde viene reflejado, para empezar la identificación del yacimiento. Lo mas importante esta en el estado del individuo, así como la disposición del cuerpo. En cuanto a los rasgos físicos están la edad y el sexo, además de la caracterización, donde se colocan las características antropológicas, las anomalías y las patologías que se hayan podido encontrar en el esqueleto. En las fichas que se entregan se han puesto los siguientes paramentos, además del sector y del numero del complejo funerario, el sexo (hombre, mujer o alofiso), edad (infantil I, infantil II, juvenil y adulto y dentro de esto maduro o senil), estado (muy defectuoso, defectuoso, bueno y muy bueno), patología y talla.

[1] CARMONA BERENGUER, S., Mundo funerario rural en la Andalucía Tardoantigua y de época visigoda, Córdoba, 1998.

[2] LULL, V., y PICAZO, M., “Arqueología de la Muerte y estructura social”, Archivo Español de Arqueología, 62, 1989, pp.5-20.

[3] QUESADA SANZ, F., Aramamento, guerra y sociedad en la necrópolis ibérica de El Cabecico del Tesoro (Murcia), B.A.R. International Series, 502, Oxford, 1989, Cfr. CARMONA BERENGUER, S., Mundo funerario… obr.cit.

[4] Al utilizar el término exclusivo queremos incidir precisamente en la capacidad de diferenciación de otros ritos culturales. A pesar de que sabemos que la definición de un rito de inhumación reconocido como islámico es producto de una serie de aportaciones preislámicas, árabes unas otras exógenas otras al ámbito arábigo

[5] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions islamiques, Paris, 1905, [ed. Facsímil 1984].

[6] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla fī-l-Fiqh, Madrid, 1992.

[7] Abū L-Hasan al-Ašc arī, Kitāb Šaŷarat al-Yaqīn, Editado y traducido por CASTILLO CASTILLO, C., Kitāb Šaŷarat al-Yaqīn. Tratado de escatología musulmana, Madrid, 1987

[8] LONGÁS, P. La vida religiosa de los moriscos, Madrid, 1915, (ed. facsímil, Universidad de Granada, 1990

[9] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.401

[10] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.87.

[11] LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 285.

[12] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.405-406.

[13] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.87.

[14] LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 286.

[15] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.406

[16] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.407, Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.87.

[17] LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 286.

[18] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.88.

[19] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.87, LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 287.

[20] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.412.

[21] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.425, LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 288.

[22] LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit, p. 294, NAVARRO PALAZÓN, J., y JIMÉNEZ CASTILLO, P., “Religiosidad y creencias en la Murcia musulmana. Testimonios arqueológicos de una cultura oriental”, Huellas. Catálogo de la exposición, Murcia, 2002, pp.58-87.

[23] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.450.

[24] Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī, risāla…., obr.cit, p.88.

[25] Būjari: HOUDAS, O., y MARÇAIS, W., Les traditions… obr.cit., p.429.

[26] LÓPEZ LÓPEZ, M. Gestos y ritos funerarios de la necrópolis de la Puerta de Elvira (Granada), Tesis Doctoral, Universidad de Granada, 1997 (inédita).

[27] LONGÁS, P. La vida religiosa…, obr.cit y LÓPEZ LÓPEZ, M. Gestos y ritos funerarios …. obr.cit.

[28] Abū L-Hasan al-Ašc arī, Kitāb Šaŷarat al-Yaqīn, Editado y traducido por CASTILLO CASTILLO, C., Kitāb Šaŷarat al-Yaqīn. Tratado de escatología musulmana, Madrid, 1987.

 

[29] TRILLO SAN JOSÉ, C., Una sociedad rural en el Mediterráneo medieval. El mundo agrícola nazarí, Granada, 2003.

[30] TRILLO SAN JOSÉ, C., Una sociedad rural…, obr.cit., p.34.

[31] ACIEN, M., y TORRES, Mª.P., Estudios sobre cementerios islámicos andalusíes, Málaga, 1995.

[32] SOUICH, Ph. DU, “Notas sobre La Torrecilla (Arenas del Rey, Granada)”, Trabajos de Antropología Física, 5, Granada, 1982.

[33] LÓPEZ LÓPEZ, M. Gestos y ritos funerarios …. obr.cit.

[34] Una muestra de esto son MARTÍNEZ GARCÍA, J. y MUÑOZ MARTÍN, Mª.M., “Madinat al-Mariyya: aproximación a dos necrópolis hispanomusulmanas. Arqueología urbana en Almería”, Anuario Arqueológico de Andalucía/ 1987, t. II, Sevilla, 1990, pp.18-28., NAVARRO PALAZÓN. J., “El cementerio islámico de San Nicolás de Murcia. Memoria preliminar”, I C.A.M.E.,

[35]BORDES, S., ARANCIBIA, A., y RODRÍGUEZ, A., Informe de la Excavación de urgencia de la necrópolis de Fiñana, Delegación de Cultura de Almería, 2000.

Necrópolis de Maro-1

ANALISIS ESPACIAL Y AVANCES PALEODEMOGRAFICOS DE LA POBLACIÓN MEDIEVAL DE MARO.

 

  1. INTRODUCCIÓN.

 

La información recogida en las excavaciones arqueológicas se basa, sobre todo, en las estructuras y en el material cerámico, así como el metal y los vidrios que en ellas se hallan con el fin de poder contextualizar las distintas estructuras encontradas con una cronología adecuada.

 

Este método de trabajo esta completo en las zonas donde estos elementos primordiales son los estructurales, en cambio hay yacimientos donde la mayor cantidad de información viene dada por los restos óseos allí encontrados

 

En Málaga se han encontrado necrópolis de distintas épocas, tanto de época romana como musulmana, de ellas se han documentado el tipo de enterramiento que se utiliza en cada periodo, e incluso se han podido catalogar los distintos tipos de sepulturas que en las distintas épocas se emplearon, así como la evolución de los distintos tipos de enterramiento, incineración, inhumación en fosa simple, etc.

 

De las excavaciones en zonas de necrópolis, además de los distintos tipos de tumbas y los ritos de enterramiento, se pueden obtener una serie de datos igual de importantes que los anteriormente descritos y que son los datos antropológicos.

 

Durante muchos años se ha estado excavando en zonas como la necrópolis de Yabal Faruh, en la zona del arrabal de Funtanalla en la Málaga musulmana. Una de las últimas excavaciones que aquí se ha llevado a cabo es en el número 13 de calle Victoria, donde se realizo un sondeo de 100 metros cuadrados. En estos se localizaron inhumaciones en fosas simples, e incluso un panteón con las paredes enfoscadas y decoradas con pinturas rojas y ocres las cuales están siendo estudiadas en este momento.

 

 

Dicho esto, queda claro que los arqueólogos no damos el suficiente valor a todos los datos que nos podrían aportar los estudios antropológicos que se deberían realizar tanto directamente en campo como durante los trabajos de gabinete, con lo que estamos perdiendo una información muy valiosa para entender mas profundamente la vida, y por tanto la muerte en épocas pasadas. En arqueología se utilizan los datos aportados por los resultados de la excavación así como los obtenidos tras el estudio de las fuentes que corroboran lo visto en campo.

 

Si utilizamos estas fuentes seria recomendable que en las intervenciones relacionadas con restos humanos estuviesen involucrados los profesionales de esta rama de la medicina con el fin de exprimir al máximo los datos obtenidos.

 

El objetivo de este trabajo es aunar los trabajos de antropología y arqueología que se han realizado a partir de la excavación del cementerio rural de Maro, con el propósito de obtener con ello la máxima información posible tanto de la distribución de los individuos en la necrópolis como el conocer su sexo, edad y mas adelante, mediante un estudio mas profundo de los restos óseos.

https://www.astartearqueo.com

Antropología Física de la necrópolis de Maro.

ANTROPOLOGIA FÍSICA. EVOLUCIÓN, LA TEORIA DE LA EVOLUCIÓN Y LA EVOLUCIÓN HUMANA.

 

Lograr resumir en pocas palabras el concepto de evolución no resulta tarea sencilla. Desde el momento en el que los investigadores reconocen la compleja naturaleza de los procesos que el término encierra, han tratado de dar satisfacción a un requerimiento como este. Cualquier concepto de evolución debe abarcar los ámbitos de la evolución transespecífica y de la intraespecífica, superar la explicación solamente el cambio y la del progreso en términos de “avance” de formas sencillas a organismos complejos.

Este concepto que quizás no agote la muy antigua inquietud humana sobre el objetivo de su existencia y la naturaleza de la vida, en buena medida permite afirmar que la especie Homo Sapiens es la resultante histórica de un conjunto de eventos pasados cuya naturaleza no dista de los procesos correspondientes a los organismos.

Estos acontecimientos se pueden resumir en los siguientes procesos: en primer lugar las interacciones entre los organismos y su ambiente, las cuales poseen condiciones altamente variables desde el punto de vista histórico y geográfico. Si se reconoce la existencia de millones de especies y al mismo tiempo se asume que estos organismos explotan su medio de diversas formas, es lógico suponer que la variedad de interacciones es por lo menos significativa. En el caso de especie humana la situación no es distinta, resulta sencillo darse cuenta de la multiplicidad de estrategias adaptativas que ha adoptado el hombre para interactuar con el medio ambiente y las consecuencias de ello en términos de la variabilidad biológica y cultural.

En segundo lugar, la continuidad de la herencia y la tradición cultural. Resulta evidente que la posibilidad de reaccionar frente a los cambios ambientales depende de las características genéticas de los individuos así como la magnitud de variabilidad genética de la población. La herencia es un proceso regularmente conservador, esto es, procura mantener cierta estabilidad en los individuos de generación en generación, sosteniendo las pautas de replicación.

El tercer proceso apunta hacia la eventual alteración de la regularidad descrita por efectos del azar. Esta clara la amplitud de escenarios en los que por definición puede actuar al azar. Desde el punto de vista genético, las mutaciones son definidas como alteraciones en el material genético con independencia de su valor adaptativo.

El azar es considerado como uno de los factores con capacidad para promover cambios, factor sin sentido teleológico pero con importantes consecuencias evolutivas.

 

Reseña histórica de la teoría evolutiva.

 

La teoría evolutiva no escapa del proceso que intenta explicar, ha sufrido cambos importantes desde que lograra formularse como un cuerpo coherente de ideas.

Reconociendo que el punto de inicio es arbitrario, posible comenzar con Lamarck, quien postula una primera propuesta de teoría evolutiva completa que se fundamenta en dos principios generales.

El primero de ellos se refería a la capacidad de los organismos a cambiar de forma, proporción, color, agilidad y ocupación como respuesta a cambios específicos del ambiente, asumiendo esta capacidad como propiedad esencial del organismo así como el carácter hereditario de esas modificaciones. El segundo elemento, de tipo epistemológico, consistía en asumir la evolución como una línea progresiva de formas muy simples a otras mas complejas.

Aun cuando los cimientos sobre los que se descansaba la teoría resultaban erróneos, la importancia de esta teoría es indudable al negar de plano la existencia de especies fijas sosteniendo que las formas complejas son el resultado de progresivos cambios.

Con Darwin se da paso a la moderna teoría de la evolución, cuyo punto central se focaliza en su carácter sintético para interpretar las observaciones profundas y detalladas de los fenómenos individuales. De esta forma presenta a la evolución como la resultante de un equilibrio entre fuerzas contrapuestas.

La síntesis propuesta por Darwin termina configurando la moderna teoría de la evolución, con la selección natural como proceso directriz del cambio evolutivo. El núcleo de la propuesta de Darwin se fundamenta en tres premisas:

 

  1. Existe variabilidad en los rasgos que presentan las plantas y animales.
  1. Algunos aspectos de esos rasgos son heredables.
  1. Los animales tienen mayor progenie de la que logra sobrevivir.

 

El redescubrimiento de los trabajos de Mendel a principios del siglo XX, discute el valor real de la teoría de Darwin. Con el avance de las ciencias los oponentes formularon cuerpos de ideas para contraponerlas a la teoría de la evolución por selección natural. Estas nuevas teorías van ha abrir disputas entre seleccionistas y mutacionista, entre pequeños cambios graduales y grandes cambios en un momento determinado.

En los años veinte la teoría de la evolución vuelve a tomar fuerza debido a la escuela biomatemática, aporto la bases para la cuantificación del fenómeno evolutivo, aunque sus efectos fueron vistos con posterioridad.

 

Selección natural.

 

            La selección natural se entiende como un proceso autogenerado de reproducción diferencial, no explicada por el azar, de variantes genéticas alternativas. Se le considera el factor directriz de la evolución pues relega los efectos de la mutación, migración y deriva, promoviendo la adaptación de aquellos individuos con capacidad de supervivencia en un medio determinado.

Esta idea de selección natural permite interpretar hechos como la diversidad de los organismos, el cambio gradual en el curso de las generaciones y los niveles de adaptación observados en algunos organismos.

La selección natural ocurre en relación con las condiciones del ambiente en que los organismos viven en un momento determinado y en modo alguno tienen capacidad para prever necesidades futuras.

De igual manera, la selección natural es un proceso oportunista, pues al aparecer una nueva condición ambiental, la población o se adapta o se extingue, solo que la forma como se adapte dependerá da la constitución genética preexistente y en su evolución entran en juego dos factores importantes: la mutación y la recombinación genética.

 

Sobre cultura y evolución.

 

El surgimiento de la cultura tuvo un gran impacto en la evolución humana, permitiendo una mayor adaptación y supervivencia de los individuos, la capacidad de modificar materia prima en artefactos útiles, la posibilidad de domesticar el fuego fueron elementos determinantes en la radiación humana, que evidente mente se traduce en un sensible aumento de los integrantes de sus comunidades.

Este incremento supuso al mismo tiempo la complejización de sus relaciones y ende de sus estructuras, a la par, nuevos nichos suponen nuevas presiones a las que someterse bajo el tamiz de la selección y nuevas enfermedades.

Es la cultura el valor decisivo en las transformaciones de los modos de vida de estos grupos, desde los cazadores-recolectores hasta hoy día. La agricultura en un elemento definitivo en la sedentarización y en la creación de nuevos órdenes sociales basados en la acumulación.

Es a través de la cultura que la especie humana tiene posibilidad de controlar su propia evolución y producir quizás su propia extinción. Los principios de la acumulación han generado importantes desequilibrios sociales y peor aun ecológicos. El cada vez mayor debilitamiento del equilibrio ambiental, el uso de la tecnología para obtener beneficios del ambiente de mayor magnitud que su capacidad natural y la escasa racionalidad evolutiva para comprender la finitud de los recursos y los limites de la especie son elementos con los que debemos enfrentarnos cotidianamente.

 

Antropología Física.
En este apartado se incorpora aquellos aspectos de carácter metodológico que forman parte de los objetivos didácticos de este doctorado. Una vez cubierta la fase de discusión y formación teórica sobre los aspectos generales y específicos de la evolución humana.

La Antropología Física, entendida como el estudio biológico del hombre, es en si mismo el estudio de la adaptación humana. El principio fundamental sobre el cual descansa la disciplina es la variabilidad humana. Estudiarla y comprenderla pasa a ser un objetivo central de la investigación. Se provee de un conjunto de procedimientos técnicos y metodológicos.

Es así como la osteológica ha sido considerada como una herramienta esencial de la Antropología Física. Para poder recolectar información sobre las poblaciones extintas representan una fase de la historia humana insoslayable; de esta manera el programa de doctorado provee de las bases teóricas sobre las que la técnica osteométrica. Descansando así como la aproximación practica a la determinación de la edad, el sexo, la estatura y la ubicación espacial y temporal de los restos óseos.

A partir de la osteológica es posible trascender al establecimiento de los niveles de adaptación de antiguos grupos humanos. El estudio de la salud y la enfermedad es una forma para comprender los niveles de adaptación de poblaciones pasadas y reconstruir por tanto sus modos de vida. De esta forma la provisión de criterios que permitan detectar enfermedades y/o marcadores de actividad física, en los restos óseos es un elemento de formación de doctorado.

Otra fuente de información para la Antropología Física la representa el establecimiento de patrones conductuales en distintas especies, así la posibilidad de adiestrar en el procedimiento para observar conductas y en el diseño de experimentos para evaluarlas forma parte de los objetivos alcanzados en este programa.

Punto importante es el manejo de la información que se recolecta para darle sentido a lo que pretendemos analizar. En este orden de ideas, el manejo de los datos, su organización y su procesamiento es manejado por el Programa de Doctorado como tópico relevante.

 

CMT PZ San Isidro. Granada

CONTROL ARQUEOLÓGICO EN LA PLAZA DE SAN ISIDRO DE GRANADA

 

INÉS DE TORRES LOZANO

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

DAVID GESTOSO MOROTE

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

            Resumen: No se ha documentado resto arqueológico alguno.

 

            Summary: Not documented any archaeological remains.

 

Los trabajos se han desarrollado en la ciudad de Granada y han consistido en una zanja y una arqueta en la Plaza de San Isidro y en otra arqueta en la calle Ancha de Capuchinos.

 

La zanja se ha abierto en la Plaza de San Isidro paralela a la fachada de edificios. Tiene una longitud de 15 metros, una anchura de 0´40 metros y una profundidad de 0´50 metros, no alcanzándose la cota prevista debido a las tuberías preexistentes. Su estratigrafía está compuesta por el pavimento de losetas (U.E. 001) de 0´05 metros de potencia, una cama de hormigón (U.E. 002) de 0´15 metros de espesor y un paquete de relleno de zahorra (U.E. 003) de 0´30 metros de potencia. No se ha localizado indicio arqueológico alguno.

 

En el extremo de la zanja que se sitúa cerca de la avenida de Madrid se excavó la Arqueta 1. Sus dimensiones son 1´40 x 1´00 metros de lado y una profundidad de 0´80 metros. Su perfil estratigráfico muestra el pavimento de losetas (U.E. 001) de 0´05 metros de espesor, una cama de hormigón (U.E. 002) con 0´20 metros de potencia y un relleno de zahorras (U.E. 003) de 0´55 metros de potencia. No se localizaron indicios arqueológicos de ningún tipo.

 

En la calle Ancha de Capuchinos, a la altura del número 17 se abrió la Arqueta 2, con unas dimensiones de 1´00 x 1´00 metros de lado y una profundidad de 0´50 metros. Su estratigrafía se compone de un pavimento de losetas (U.E. 001) de 0´05 metros de espesor, una cama de hormigón de 0´10 metros de potencia, una capa de relleno de gravilla (U.E. 004) de 0´35 metros de potencia, que cubre unas tuberías preexistentes de pvc rojo, y un estrato de tierra marrón y piedras (U.E. 005) de 0´25 metros de potencia. No existen indicios arqueológicos.

Con esto se dan por finalizados en plaza San Isidro de Granada.

CMT PZ Constitución. Alozaina

CONTROL ARQUEOLÓGICO EN LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN DE ALOZAINA (MÁLAGA)

 

DAVID GESTOSO MOROTE

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

            Resumen: No se documentan restos arqueológicos.

 

            Summary: Not documented any archaeological remains.

 

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.

 

Los trabajos se inician levantando la capa de rodadura de la plaza de la Constitución. Esta capa está formada por lajas rectangulares de piedra con un grosor medio de 10 centímetros que denominamos UE 001. Por debajo nos encontramos con una capa de hormigón de unos 25 centímetros de potencia que sirve para darle estabilidad a la primera capa, la cual denominaremos UE 002.

 

A partir de este punto se realizan los distintos rebajes mecánicos para incorporar los elementos necesarios para la renovación de las tuberías y de los distintos servicios afectados. Este rebaje se efectúa en toda la plaza, aunque sólo en las zonas afectadas por las tuberías tendrá cierta entidad, en el resto, la remoción de tierras es escasa. Las tuberías se colocarán en los laterales de la plaza, paralelas a las distintas fachadas.

 

Los primeros movimientos ejecutados sirven para dejar la plaza al mismo nivel. Durante estos trabajos se documentan las mismas unidades estratigráficas en toda la plaza. Bajo la capa de hormigón encontramos la UE 003, que es una tierra marrón poco compacta con piedras de diverso tamaño, sin indicio alguno de restos arqueológicos. La potencia de esta unidad depende del sector, siendo casi inexistente en la zona más cercana a la calle Iglesia, donde nos encontramos casi directamente la última unidad estratigráfica, UE 004, que es una roca caliza que identificamos con el nivel geológico y que presenta las mismas características que la localizada en las distintas intervenciones arqueológicas que hemos realizado en el entorno durante los últimos años, en concreto en la calle Villa y en la Torre de María Sagredo (LORIGUILLO 2011-1, LORIGUILLO 2011-2, LÓPEZ 2012).

 

Una vez nivelado el terreno se empezaron a abrir las zanjas necesarias para colocar las nuevas conducciones. Así, se realiza un total de cuatro tramos, que pasamos a describir a continuación. El Tramo 1 se realiza en el lado Norte de la plaza y corre paralelo a la fachada del ayuntamiento entre la calle Iglesia y la calle Málaga. Tiene una longitud de 21 metros, una anchura de 1´20 metros y una profundidad de 0´30 metros. La estratigrafía va cambiando desde la parte más cercana a la calle Iglesia, donde encontramos enseguida la roca U.E. 004, hacia la calle Málaga, donde va desapareciendo y documentándose casi exclusivamente la tierra U.E. 003.

 

A continuación se trabaja en el lateral de la fachada Este de la plaza, abriendo el Tramo 2 de la zanja, que corre paralela a la misma con 14 metros de longitud, 2 metros de ancho y 0´80 metros de profundidad para instalar directamente sobre el fondo los diferentes tubos. Después se ha hormigonado y se ha cubierto con la misma tierra retirada de la zanja. La estratigrafía en este punto presenta un único paquete de tierra marrón con piedras de diverso tamaño (U.E. 003), proveniente de material de relleno para nivelar el terreno cuando se urbanizara la plaza por vez primera. No se han observado indicios arqueológicos.

 

El zanjeado continúa por el lateral de la fachada Sur de la plaza, Tramo 3, con una longitud de 11 metros, 2 metros de anchura y 0´80 metros de profundidad. En este sector, y justo enfrente de las escaleras de bajada de la calle Coín, aflora la roca caliza del terreno en una pequeña banda transversal a la zanja, que hay que picar con la máquina. Además, en este punto se preparan dos arquetas de registro. La estratigrafía muestra aquí, aparte de la roca (UE 004), el mismo paquete de relleno ya descrito anteriormente.

 

Por último, se trabaja en el lateral Oeste, Tramo 4, donde hay que picar la roca madre para excavar la zanja de las tuberías. Las dimensiones de esta zanja son de 24 metros de longitud, 1´20 metros de anchura y 0´60 metros de profundidad. La estratigrafía de este tramo viene definida casi en exclusiva por la roca caliza (U.E. 004), aunque en la parte más cercana a la calle Coín nos encontramos con el estrato U.E. 003, aflorando la roca poco a poco según nos acercamos a la calle Mesón. El nivel geológico queda entonces a ras de superficie. No se documenta indicio arqueológico alguno, obteniendo unos resultados similares al resto de la plaza, salvo que en este caso hay algunas afecciones contemporáneas, como una tubería de fecales de hormigón, que será sustituida por nuevas tuberías.

Con esto se dan por concluidos los trabajos en la Plaza de la Constitución.

Excavación calle Real. Estepona

EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE REAL Nº 102-104 DE ESTEPONA (MÁLAGA)

 

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

DAVID GESTOSO MOROTE

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

Resumen: La Excavación arqueológica permitió documentar un momento de ocupación romana del siglo III en una zona de playa y unas estructuras musulmanas de los siglos XII-XIII.

Summary: The archaeological intervention allowed to document a time of Roman occupation of the third century in a beach area and a Muslim structures XII-XIII centuries.

 

 

RESULTADOS DE LA EXCAVACIÓN.

 

La presente excavación arqueológica vino motivada por un proyecto privado de construcción de una vivienda, por lo que se ha alcanzado una cota media de -0´80 metros desde la rasante de la calle Real. En el sector NE se ha procedido a realizar un sondeo estratigráfico que alcanzó una cota de -2´00 metros, dando por concluidos los trabajos al alcanzar el nivel geológico.

La última fase de ocupación del solar se corresponde con la vivienda derribada. Inmediatamente debajo documentamos las estructuras musulmanas. Por debajo de éstas localizamos un estrato sedimentario de arenas y gravas que colmataban un pequeño depósito de tierra y tejas con materiales romanos a -0´50 metros. A continuación, y por debajo de la cota relativa de -0´60 metros, aparecen varios estratos de arenas que se fueron depositando sin arrastre de materiales arqueológicos: arenas limpias, arena endurecida de coloración marrón, arenas con restos de carbones, otro estrato similar de arena endurecida de coloración marrón, otro de arenas limpias y finalmente un depósito de zahorra natural con gravas y arenas, estéril desde el punto de vista arqueológico, que identificamos con el nivel geológico de la parcela, aparecido a -1´65 metros.

 

Los resultados de la intervención nos permiten hablar, pues, de tres etapas de ocupación diferenciadas que exponemos a continuación.

 

            Época Romana: Siglo III.

 

Lo primero que nos encontramos en la estratigrafía del solar son varios sedimentos de arena limpia de playa con la alternancia de unas finas capas de arena endurecida de coloración marrón, de apenas 5 centímetros de potencia, que no se pueden identificar como pavimentos al no tener la suficiente consistencia para ello. Hallamos tan solo un pequeño fragmento de tegula con arena adherida en la U.E. 032 y relacionados una serie de mampuestos (U.E. 033) en disposición horizontal que podrían pertenecer a un retal de pavimento rudo sobre niveles de playa o próximo a ella. Podemos interpretar este momento como de ocupación romana de una zona de playa, aunque poco más se puede decir, debido a la escasez de datos.

 

Otro depósito natural de arenas limpias amortiza estos primeros niveles (sin posible datación). Inmediatamente después se documenta un estrato con materiales (U.E. 028) que nos permiten hablar de una ocupación romana del solar. Los restos se ciñen únicamente a fragmentos de tegulae, de ánforas y de cerámica Terra Sigillata Africana, aunque en un número muy pequeño, con un total de 11 fragmentos. Estos materiales aparecen en un estrato que presenta en su base gran cantidad de tejas en todo el sector Este, pero sin estructuras asociadas. Se trata, en su mayoría, de materiales de construcción provenientes de alguna estructura próxima de época romana. Podemos datar los materiales alrededor del siglo III, aunque la muestra es muy pequeña.

 

 

            Época Musulmana: Siglos XII-XIII.

 

Tras la amortización del nivel romano U.E. 028 por un depósito natural de arenas y gravas, en el solar se levanta una estructura musulmana, habiendo documentado tan solo la cimentación de los muros, debido al arrasamiento de los niveles medievales cuando se niveló el solar en época contemporánea. Estos muros aparecen colmatados por materiales cerámicos de época almohade de los siglos XII-XIII, aunque no llegan a formar un conjunto totalmente cerrado en cuanto a cronología, ya que hay algunas piezas más antiguas.

 

Únicamente contabilizamos 60 fragmentos cerámicos, lo que supone un número no muy alto de materiales para la potencia de los estratos medievales y para la entidad de los muros. De entre ellos caben destacar las piezas de la vajilla de mesa, como ataifores (25 fragmentos), jofainas (5 fragmentos) o jarritas (13 fragmentos), los candiles de pie alto (6 fragmentos) y la cerámica de cocina (9 fragmentos). Este pequeño conjunto nos permite hablar de una cronología del siglo XIII para las piezas más avanzadas, lo que nos lleva a pensar en una cronología entre los siglos XII y XIII para los muros que amortiza, que quizá tuvieron un uso amplio en el tiempo.

 

Los muros localizados pertenecen a dos momentos constructivos, debido básicamente a los distintos tipos de fábrica y a la superposición entre ellos. Por cotas, en un primer momento se levanta una cimentación muy tosca (U.E. 039), con dirección N-S con mampuestos de tamaño mediano tipo bolo de río sin trabar, y otra, U.E. 031, que se le adosa ligeramente superpuesta y con la misma fábrica. Aparecen amortizadas por la U.E. 006 y en su lado Oeste aparece un estrato de arcilla plástica verdosa (U.E. 030) adosado a la U.E. 031, lo que parece marcar una delimitación mediante un muro de un espacio arcilloso.

 

En un momento posterior, sin posibilidad de diferenciación cronológica debido a que todo está amortizado por la misma unidad estratigráfica, encontramos una estructura con mayor entidad, cuyo muro principal (U.E. 003) se presenta adosado perpendicularmente a las cimentaciones descritas anteriormente (U.E. 039 y 031) y a una cota algo superior, pero en contacto. Debemos especificar que sólo se han documentado las primeras hiladas de las cimentaciones de los muros, por lo que la información que podemos extraer no puede ser completa del todo a la hora de interpretar la secuencia exacta de construcción de los distintos muros, ni su funcionalidad. La fábrica de estos muros de cimentación consiste en mampuestos calizos labrados y escuadrados, principalmente en las esquinas, y trabados con un mortero de coloración rojiza (característico de otras construcciones musulmanas de la zona).

 

Los diferentes muros de este segundo momento constructivo forman una unidad estructural consistente en un muro que hace esquina con otro en uno de sus lados y en un macizo adosado. El muro principal (U.E. 003) tiene una orientación E-O, un largo documentado de 6 metros (aunque continúa más allá del perfil O) y un ancho de 0´60 metros. Se conserva una altura de 0´40 metros en su punto de mayor potencia (lado O), con 3 hiladas de mampuestos. Este muro no presenta una homogeneidad absoluta de fábrica en toda su extensión, conservándose una mejor factura en ambos extremos.

El extremo oriental, incluso, conserva una pequeña zapata a modo de pequeños mampuestos alineados, lo que indica que en este punto se le quiso dotar de mayor consistencia. En los puntos intermedios del muro desaparece el mortero, siendo sustituido por barro, y los mampuestos son más irregulares e incluso pequeños. No podemos discernir claramente si se trata de una mala factura en origen o de una remodelación posterior, aunque los tramos de buena factura parecen conformar una esquina en sus extremos. Nada nos permite hablar de posibles vanos, puesto que estamos a nivel de cimentación, por ser las primeras hiladas de los muros y por no hallar rastro alguno de pavimentos.

 

En el extremo oriental de U.E. 003 se documenta un retal de muro que forma esquina (U.E. 024), con la misma fábrica y con orientación N-S (adosado al perfil). Nos marca claramente lo que sería el interior de una estancia (E-1) que quedaría al norte del muro U.E. 003, de la cual no se ha documentado ninguna otra esquina (probablemente quedaría fuera del perfil Oeste). Al estar hablando del arranque de las cimentaciones, no se ha documentado ningún posible pavimento.

 

Por último, debemos describir una pequeña estructura cuadrada de mampostería más pequeña e irregular adosada en el lado Oeste del muro U.E. 003, al Sur del mismo. Se trata de un muro (U.E. 005) que forma un pequeño cuadrado de 1´20 metros de lado, realizado en mampostería de basta factura de mediano tamaño sin trabar. El interior se presenta relleno de pequeños mampuestos, por lo que lo describimos como un macizo. Aparece, en parte, cubierto por una suerte de pavimento irregular de mortero de cal con pequeños fragmentos de ladrillo, que trababa con la atarjea contemporánea U.E. 002.

 

            Época Contemporánea: Siglos XIX-XX.

 

En época contemporánea se urbaniza el solar hasta la actualidad, arrasando con los niveles medievales en el sector norte (que corresponde con las cotas más elevadas) para nivelar el espacio. Hemos documentado las cimentaciones de una vivienda asociadas a materiales del siglo XIX-inicios del XX. De un primer momento constructivo queda una atarjea de ladrillo (U.E. 002), con el suelo de losetas de ladrillo perfectamente conservado. Se dispone en dirección N-S a lo largo de casi todo el solar, con una pendiente descendiente de Norte a Sur para desaguar en alguna alcantarilla de la calle. Posteriormente se le adosa otra atarjea similar (U.E. 009) sólo en un tramo.

También podemos asociar la cimentación UE 004 a esta canalización. En un segundo momento se levantan las cimentaciones sobre las que se ha sustentado la vivienda actual demolida (U.E. 010 a U.E. 022), con grandes mampuestos calizos y restos de hormigón. Los materiales recuperados pertenecen mayoritariamente al ámbito doméstico, con gran cantidad de platos, cuencos, jarras y lebrillos. Reseñar también la documentación de 18 fragmentos de pipas de caolín, uno de ellos decorado con unos pequeños grabados.

 

CONCLUSIONES.

 

Para entender bien la manera en que nos encontramos los distintos niveles de ocupación en el solar debemos explicar la orografía del terreno en esta zona y su desarrollo urbanístico. El solar se encuentra en la falda Sur de la elevación donde se ubica el Castillo de San Luis, que cae hasta la playa, de modo que originalmente las cotas iban ascendiendo desde la calle Real hacia el castillo (Calle Castillo). A unos 120 metros hacia el Este discurre, hoy soterrado, el arroyo Calancha (calle Terraza), muy cerca de su desembocadura.

Históricamente, el solar se fue ocupando amoldándose a la propia ladera. Así, los niveles romanos y musulmanes quedarían a una cota muy por debajo de lo excavado en el sector de entrada al solar, en caso de que existiesen. En época contemporánea se aterraza el solar para poder construir la vivienda. El sector Norte se arrasa, afectando a las estructuras musulmanas que ahora afloran casi a ras de suelo, mientras que el sector Sur, el de entrada por calle Real, se tiene que colmatar con rellenos de escombros para su nivelación. Esto es debido a la fuerte pendiente que presentaba el terreno, llegando a existir un desnivel entre la calle Real y la paralela de calle Castillo de unos cuatro metros. Los niveles de relleno, pues, van disminuyendo a medida que nos adentramos en el solar, tal y como se ha constatado durante los trabajos de excavación arqueológica.

 

En cuanto al desarrollo histórico del solar, a partir de los datos arqueológicos constatamos una presencia romana en la zona sobre el siglo III, sin poder precisar si los materiales pertenecen a un momento de ocupación espacial del propio solar o provienen de cotas más altas de la ladera. Lo que sí es cierto es que nos encontramos un posible pavimento de mampostería irregular sobre una capa de arena endurecida en terrenos muy próximos a la playa, lo que indicaría algún tipo de preparación del lugar para desarrollar alguna actividad marítima.

Los distintos sedimentos de arenas presuponen una colmatación continua de cualquier nivel de ocupación humana por su cercanía a la playa y a la desembocadura del arroyo Calancha. El estrato U.E. 028 presenta una gran acumulación de ímbrices junto a restos de tegulae y algún fragmento de sigillata que corresponden, sin duda, al derrumbe de un tejado. Al no encontrar ningún resto constructivo de época romana, todo nos lleva a pensar que en las proximidades, y a una cota superior, más protegido de los embates del mar, se localizaría un edificio romano.

 

Tras la colmatación del nivel romano por un estrato estéril de arenas constatamos la urbanización del solar en época islámica, con anterioridad al siglo XIII (fecha más reciente que marcan los materiales cerámicos). Se trata de un edificio, del que sólo queda parte de su cimentación, con un muro de mampostería paralelo a la línea de mar.

Tanto por las cotas del solar como por la esquina que marca un pequeño muro hacia el Norte podemos decir que el interior de la estructura se encontraba al Norte del muro principal U.E. 003, es decir, hacia la parte alta de la ladera. Un elemento diferente pero adosado a esta estructura sería el macizo cuadrado que presenta una suerte de pavimento de mortero irregular en la cara Sur de la cimentación U.E. 003. Dada la mala calidad de fábrica de este elemento, no podemos considerarlo una estructura con entidad, ni siquiera interpretarlo como un contrafuerte, al menos a nivel de cimentación.

 

El problema de no contar con un mínimo de desarrollo murario nos limita enormemente la interpretación de estas estructuras. Podemos decir que el material cerámico asociado es escaso y a la vez extenso en el tiempo, por lo que probablemente no estemos ante un edificio doméstico. Sería más lógico pensar, dada su ubicación, en una estructura relacionada con algún tipo de actividad marítima, comercial o industrial. Debemos hacer referencia en este punto a varias excavaciones cercanas al presente solar para integrar los presentes resultados en su entorno medieval.

 

Recientemente se ha documentado en la calle Málaga nº 100 (a unos 140 metros hacia el Este cruzando el arroyo Calancha) el primer horno cerámico de época musulmana de Estebbuna (DE TORRES, 2014), que se fechó en el siglo XII.

 

A escasos 120 metros hacia el Oeste, a una cota algo superior, se documentó en la Calle Mar nº 5 una necrópolis altomedieval, amortizada a finales del siglo XII por un funduq, gran edificio comercial con habitaciones rectangulares abiertas a un patio. En momentos posteriores, las habitaciones del edificio sufren diversas reformas y, finalmente, entre los siglos XIII y XIV, nuevas estructuras de carácter posiblemente doméstico se superponen al edificio comercial (NAVARRO, 2005).

 

A unos 150 metros hacia el Norte se hallaron materiales de los siglos XII-XIII en la calle Gloria Fuertes nº 19, sin estructuras asociadas (DE TORRES, 2012). Con esto se dan por concluidos los trabajos de excavación arqueológica.

https://www.astartearqueo.com

Prospección Uleila.

PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA E.D.A.R. DE ULEILA DEL CAMPO (ALMERÍA)

 

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

DAVID GESTOSO MOROTE

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

            Resumen: La prospección apenas ha dado resultados positivos, tan solo numerosos fragmentos de escoria.

 

            Summary: Prospecting has just tested positive, only numerous fragments of slag.

 

 

JUSTIFICACIÓN.

 

La actividad arqueológica realizada responde al Proyecto de obra de la “E.D.A.R. DE ULEILA DEL CAMPO” (Almería). Está prevista la construcción de una E.D.A.R. para el núcleo de Uleila del Campo (Almería) en una parcela de su término municipal. El promotor de las obras es la Agencia de Medio Ambiente y Agua.

 

Los terrenos se ubican en diferentes fincas al sur del núcleo urbano de Uleila del Campo. Los trabajos de prospección han discurrido por los distintos terrenos donde se construirán los tres colectores, la E.D.A.R. y la E.B.A.R. En total se han prospectado 3´800 km. del trazado de los tres colectores. 2.500 m2 de la parcela donde se va a construir la E.B.A.R. y 10.000 m2 de la E.D.A.R. El terreno afectado por los trabajos presenta un perfil con suave pendiente.

El trazado parte del núcleo urbano con dos ramales (por el arroyo y por la calle Levante). Se unen en un carril de tierra, donde se ubicará la E.B.A.R., y sigue junto a la carretera AL-4101 que conecta con Sorbas, por su margen izquierda, hasta terminar en el Barranco de las Piezas, donde se ubicará la E.D.A.R.

 

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.

 

Los trabajos de prospección se han iniciado desde el núcleo urbano por el trazado del Colector 1, que discurre por el cauce seco de un arroyo, P.K. 0+000, donde se realizará la conexión con un pozo existente. Este tramo termina en el PK 0+700, donde se ubicará la E.B.A.R. Se trata de un terreno pedregoso y seco donde no se ha documentado material arqueológico alguno.

 

A continuación se prospectó el Colector 2, que parte de la calle Levante y sigue por el carril que lleva a Peñanegra y El Salar. Se inicia en el PK 0+000 y une con el anterior ramal en el PK 0+400. El terreno es igualmente seco y pedregoso, discurriendo por una parcela de almendros aislados, sin haber documentado nada reseñable.

 

En la unión de ambos tramos de sitúa la parcela de la E.B.A.R., habiendo prospectado los 2.500 m2 de superficie. Se trata de un terreno de olivares muy pedregoso sin evidencias de restos arqueológicos de ningún tipo.

 

De aquí parte el Colector 3, desde el PK 0+000 al 0+300, que conecta con los terrenos del futuro polígono industrial, ya urbanizados, y con un pozo. Se trata de la misma finca de olivos anterior.

 

La Tubería de impulsión tiene un recorrido total de 2.700 metros. Parte también de la E.B.A.R., PK 0+000, discurriendo junto al Colector 3, continúa por un camino asfaltado que desemboca en la carretera AL-4101, junto a la que sigue por su margen derecha unos 50 metros. Se trata de terrenos de olivares, con trabajos de roturación recientes, sin indicios de restos arqueológicos alguno.

 

En el PK 0+900 el trazado de esta tubería cruza la carretera mediante un hinca, pasándose a la margen izquierda, junto a la linde de un gran olivar, marcado por las estacas de la propia obra. Se trata de un terreno muy árido de margas blanquecinas. En el kilómetro 11 de dicha carretera nos encontramos con una zanja ya realizada para riego que discurre por el mismo trazado, P.K. 1+000 a 1+300. El perfil estratigráfico muestra una capa de tierra vegetal marrón de 0´30 metros de potencia y un estrato de margas blanquecinas de 0´70 metros (perfil 1), sin material arqueológico alguno. A partir del P.K .1+200 el terreno cambia, apareciendo una tierra vegetal rojiza de 0´40 metros de potencia y un estrato de roca caliza de 0´60 metros (perfil 2).

 

Tras un suave ascenso en las cotas del trazado, el terreno se vuelve yermo, con vegetación baja (P.K. 1+500), y a continuación hay un campo de almendros (P.K. 1+600). En esta zona, en el kilómetro 10 de la carretera hallamos una alta concentración de restos de escoria (P.K. 1+900 a 2+000) en un espacio de unos 100 metros lineales y 15 metros de ancho. Se trata de una escoria de posible origen metalúrgico de color gris oscuro a negro debido a su alto contenido en silicatos de hierro. Muestra unas texturas fluidas y zonas con un aspecto castaño oscuro herrumbroso (óxido de hierro), fruto de haber estado expuesta al aire libre e indicativo de provenir del laboreo de minerales. También se caracteriza por ser fragmentos muy pesados. No se ha hallado resto arqueológico alguno relacionado con esta escoria, por lo que no podemos datarla ni justificarla.

 

El último tramo prospectado corresponde a la parcela de la E.D.A.R. En el P.K. 2+550 nos salimos del trazado de la carretera para adentrarnos a la izquierda en un carril de tierra de unos 150 metros que nos lleva hasta la parcela. La misma se ubica entre el olivar allí existente y el Barranco de las Piezas, ocupando una superficie de 10.000 m2. El terreno del olivar sigue siendo árido con margas blanquecinas, mientras que el barranco, a una cota de -2 metros, está ocupado por eucaliptus y presenta un terreno pedregoso y con cantos rodados propios de este cauce seco. No localizamos material arqueológico alguno.

Con esto, se dan por concluidos los trabajos de prospección. A continuación, se realizaron trabajos de control. En cuanto a estos resultados serán publicados en su pestaña.

CMT Tejón y Rodriguez. Málaga

CONTROL DE MOVIMIENTOS DE TIERRA PARA JAZZTEL EN LA CALLE TEJÓN Y RODRÍGUEZ Nº3 DE MÁLAGA

 

INMACULADA AZQUETA CONDE

DAVID GESTOSO MOROTE

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

            Resumen: No se documentan restos arqueológicos.

 

            Summary: Not documented any archaeological remains.

 

 

JUSTIFICACIÓN.

 

La actividad arqueológica realizada responde al Proyecto de obra titulado «Despliegue de red FFTH en la calle Tejón y Rodríguez número 3 de Málaga». Jazztel contrata para esto a Astarté-Estudio de Arqueología.

 

Este sector está incluido en la Ficha «089 barrios interiores de la madina musulmana» del Catálogo de Protección Arqueológica del vigente P.G.O.U. de Málaga. Aunque está catalogado como Zonificación Arqueológica Tipo 2, por las características de la propia obra, se estableció por parte de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento la realización de un control arqueológico de movimientos de tierra. Por este motivo Jazztel se ve obligado a realizar la actividad.

 

La calle objeto de la presente actuación se ubica en pleno casco histórico de Málaga, al interior del recinto amurallado musulmán, y a escasos 50 metros del mismo, hacia calle Carretería y hacia calle Álamos, donde se ubica la Puerta de Buenaventura. Se trata de la esquina entre calle Tejón y Rodríguez y calle Comedias.

 

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.

 

Jazztel abre una zanja de 8 metros de longitud y 0´35 de anchura, alcanzando una profundidad máxima de 0´60 metros. Se han documentado 4 unidades estratigráficas de época contemporánea. La U.E. 001 es el pavimento de adoquines (15 cm.), la UE 002 es una capa de arena como cama del pavimento (10 cm.), la UE 003 es la capa de hormigón para el mismo (15 cm.) y la UE 004 es un estrato de tierra de coloración marrón oscuro sin compactar y con materiales contemporáneos (20 cm.).

 

En el extremo de la zanja hacia Tejón y Rodríguez nº3 encontramos una serie de tuberías inmediatamente debajo del pavimento, por lo que el terreno estaba ya afectado, pudiéndose profundizar aquí sólo hasta 0´30 metros.

 

Finalmente, no se ha realizado ninguna arqueta nueva. Se han reutilizado las dos existentes, tanto en calle Comedias como en calle Tejón y Rodríguez. Como conclusión indicar que no se documentaron restos arqueológicos.
https://www.astartearqueo.com

CMT Río Turón. El Burgo

 VIGILANCIA ARQUEOLÓGICA EN LA NUEVA CONDUCCIÓN DE ABASTECIMIENTO A EL BURGO DESDE LAS TOMAS EXISTENTES EN EL RÍO TURÓN

 

SANDRA ALARCÓN MONTOYA

DAVID GESTOSO MOROTE

JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ

Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.

 

            Resumen: La intervención arqueológica no ha aportado resultados arqueológicos positivos.

 

            Summary: The archaeological work has provided no positive archaeological findings.

 

 

El presente Informe de intervención arqueológica preventiva viene motivado por el encargo hecho por el Ayuntamiento de El Burgo, promotor de la obra, a la empresa Astarté-Estudio de Arqueología para el control arqueológico de los trabajos de construcción de la “Nueva conducción de abastecimiento a El Burgo desde las tomas existentes en el río Turón” en El Burgo (Málaga).

 

Las obras previstas se han desarrollado por un trazado lineal de 3.382 metros. La zona objeto de la presente intervención arqueológica parte del núcleo urbano de El Burgo. Desde la Plaza de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, continúa por calle Calzada y llega hasta el cauce del río Turón, discurriendo paralela al mismo hasta la acometida y toma de agua en el propio río.

 

RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.

 

Los trabajos se iniciaron en un carril de tierra que discurre hasta la zona recreativa de la Fuensanta, rodeando parte de la sierra de El Burgo. El punto de inicio se sitúa a unos tres kilómetros del pueblo y a una altura de unos 600 metros. La zanja tiene una anchura aproximada de un metro y una profundidad máxima de un metro. Los perfiles estratigráficos muestran la UE 001. Es un pequeño paquete de albero que cubre todo el camino, de 0´10 metros. La siguiente unidad que nos encontramos es UE 002, que aparece hasta el PK 0+600.

Esta unidad está compuesta por esquistos de piedra y tierra de coloración rojiza sin que se documente resto arqueológico alguno. Esta unidad se compone de este material debido a los distintos trabajos de barrena realizados durante la construcción del camino. Según vamos avanzando en los trabajos, la UE 002 va desapareciendo paulatinamente y va siendo sustituida por la UE 003, que también va por debajo de UE 001, y está formada por piedra de distinto tamaño y arcilla de coloración amarillenta, apareciendo desde el PK 0+600 hasta el PK 1+100. Esta zona se denomina Cuenca alta del río Turón, siendo la zona definida visualmente por la segunda presa del río. Tampoco se han documentado restos arqueológicos.

 

 

Según vamos avanzando en el trazado de la obra y nos vamos acercando a la cuenca del río, la estratigrafía va cambiando. Desaparece la anterior unidad y siendo sustituida por la UE 004, descrita como arenas rojizas de buena compactación, muy limpia y sin material arqueológico alguno, la cual se desarrolla desde el PK 1+100 al PK 1+400. En una parte del tramo nos encontramos una zona donde el camino se ha reforzado con una capa de hormigón de no más de 0´15 metros, que denominamos UE 010.

 

Al alejarnos de la cuenca del río la estratigrafía va cambiando. Ahora nos encontramos en una zona de huertos y olivos y el paquete estratigráfico que documentamos es de pequeña piedra disgregada y arcillas rojizas, denominada como UE 005 y situada entre los PK 1+400 y PK 2+200, siendo la unidad más común en la traza. Rompiendo esta unidad nos encontramos con un relleno de escombros contemporáneos con una finalidad de nivelación del terreno. Este estrato tiene una potencia entre 0´60 y 0´80 metros y lo denominamos UE 006. Por debajo de éste localizamos una arcilla de coloración marrón oscuro hasta el fondo de la zanja, con una potencia entre 0´40 y 0´20 metros y denominada como UE 007. No se ha documentado resto arqueológico alguno. Estas unidades se desarrollan entre los PK 2+200 y PK 2+400.

 

 

Seguimos avanzando en la obra y desaparece el relleno de escombros antes descrito, siendo sustituido por una nueva unidad estratigráfica, UE 008, que es un paquete de piedras de distinto tamaño y arcilla muy disgregada, poco compacta y de coloración marrón claro. Esta nueva unidad nos la encontramos en la zona de las primeras viviendas diseminadas de entrada al pueblo desde el carril del Puerto de la Mujer, que es el que venimos recorriendo desde el inicio de la obra. Esta unidad está situada entre los PK 2+400 y PK 2+600, llegando a la zona de cruce del río.

 

La última unidad que nos encontramos en esta ladera del río es UE 009. Se trata de un paquete de arcilla marrón claro y cantos de río de tamaño menudo que se desarrolla entre los PK 2+600 y PK 2+800. Después de este punto se procede a cruzar el río, el cual se salva abriendo una zanja profunda y un pasillo para que la zanja necesaria para la tubería fuese más o menos seca. No se documenta resto arqueológico alguno.

 

Una vez cruzado el río, entramos en el pueblo, donde la zanja se realiza en su zona baja, paralela al cauce y en una zona que ya había sido recrecida para ganar terreno a la cuenca del río y que desemboca en la Ruta de la Acequia del Molino. En estos últimos 150 metros de zanja que se han realizado se han documentado tres unidades estratigráficas.

La UE 010 es un paquete de hormigón, que es la capa de rodadura, con un espesor de 0´15 metros. Por debajo se documenta UE 011 o paquete de escombros con una potencia de 0´50 metros. Por debajo de ella UE 012, que es un nivel de tierra marrón muy poco compacta y limpia. Destacar que esta zona está muy afectada por distintas obras, cableado de luz y canalizaciones de aguas. No se ha registrado material arqueológico alguno.

 

Por último, se ha realizado una cata para comprobar el estado de las tuberías en la entrada del depósito. Con unas dimensiones de dos metros por dos metros y 0´80 metros de profundidad y donde no se ha encontrado resto arqueológico alguno, ya que la zona está muy afectada. Las unidades estratigráficas son asimilables a las documentadas en la parte baja del pueblo ya descrita. Con esto se dan por concluidos los trabajos en el río Turón